Okinawa cuenta con numerosos lugares para acoger viajes educativos. El alojamiento de huéspedes, las experiencias agrícolas, el aprendizaje cultural, los programas de los ODS, etc. son opciones atractivas. Pero de lo que me di cuenta al compararlas es de que la isla de Izena no es solo un "lugar de experiencias", sino un entorno en el que "el aprendizaje se produce de forma natural" a través de la experiencia.
No termina con lo divertido e interesante. Hay un flujo en el tiempo de la isla que permite a los alumnos sentir "algo" en sí mismos, ponerlo en palabras y pasar a la acción.
El "pensamiento" empieza a moverse con naturalidad a pesar del programa basado en la experiencia
En los viajes educativos a la isla de Izena, hay oportunidades aquí y allá para que las experiencias se conviertan en "aprendizaje". Jugar al sanshin, arar los campos, cocinar. Todo ello puede llevar a preguntarse: "¿Por qué haces esto?". ¿En qué se diferencia esto de mi propia vida?". Todas ellas llevan a preguntarse: "¿Por qué hago esto? Incluso sin preguntas o diseños especiales, la interacción con el anfitrión y la propia vida en el trasfondo de la experiencia encienden de forma natural el "interruptor del pensamiento" de los estudiantes. Por eso, éste es un lugar donde la "capacidad de pensar" puede alimentarse sin dificultad.
El aprendizaje es convincente porque "la comunidad y el aprendizaje están conectados a la tierra".
En otras regiones, suelen predominar las instalaciones y los programas de experiencias preparados para viajes educativos. En la isla de Izena, en cambio, las propias experiencias están enraizadas en la vida cotidiana de la comunidad. En los campos que se visitan trabajan a diario los anfitriones. El sanshin (instrumento de tres cuerdas) lo enseña una persona que actúa en las celebraciones locales. En otras palabras, el aprendizaje es "real". No se trata de un "aprendizaje inventado", sino de un "aprendizaje que es una prolongación de la vida cotidiana". Eso es lo que lo hace tan convincente.
La interacción con los demás convierte el efecto del aprendizaje en "personal" / h2>.
En la isla de Izena, los estudiantes están muy cerca de la gente. Conviviendo con sus anfitriones, interactuando con la comunidad local y dialogando con sus profesores, los estudiantes empiezan de forma natural a pensar y expresarse con sus propias palabras. No se trata de "lo que han aprendido", sino de "lo que han comprendido en sí mismos".
Este proceso es una clave importante para convertir la mera experiencia en "aprendizaje". Desde el punto de vista educativo, este es el estado en el que el "aprendizaje independiente" se produce de forma natural. Este es exactamente el rumbo que está tomando la educación en la actualidad.
En los viajes educativos a la isla de Izena nace el "ciclo del aprendizaje".
Los alumnos experimentan, sienten, piensan, hablan, reflexionan y vuelven a moverse.
Lo sorprendente de la isla de Izena es que este "ciclo de aprendizaje" fluye de forma natural. Incluso sin la intención de los profesores, la "capacidad de seguir aprendiendo" de los alumnos se extrae a través del poder del lugar y de las relaciones entre las personas. Incluso después de regresar del viaje, pueden verse atisbos de crecimiento en los informes y las impresiones. Puede decirse que la isla de Izena es un lugar genuino que alimenta la "capacidad de pensar" en el ámbito de los viajes educativos.