El tiempo de los viajes escolares es limitado. ¿Hasta qué punto pueden los alumnos aprender y mover sus corazones durante el breve viaje de unos pocos días? Es la "densidad de la experiencia" lo que lo determina. La isla principal de Okinawa tiene buena accesibilidad e instalaciones, pero en términos de "tiempo dedicado a interactuar con la gente, experimentar la cultura y mover las emociones", la isla de Izena es con diferencia la mejor. Cada evento es intenso y tranquilo, pero sin duda deja una impresión duradera en los estudiantes. Esta es la razón por la que la experiencia de la Isla de Izena es la 'razón para elegir'.
Viajes para "digerir" el programa y
Diferencias en el camino de "construir" relaciones
En la isla principal, los viajes escolares tienden a basarse en horarios, visitando atracciones turísticas e instalaciones de experiencias. Se mueven según el horario y se dirigen al siguiente destino. También es una experiencia significativa, pero el tiempo para profundizar en las relaciones es inevitablemente limitado. En la isla de Izena se hace hincapié en permanecer en una familia, en la comunidad y en "pasar tiempo en el mismo lugar con la misma gente". Esta diferencia crea la "profundidad" de la experiencia.
La "implicación" de cada alumno es amplia y profunda.
En la isla de Izena, los estudiantes se integran de forma natural en la rutina diaria y encuentran su lugar en la relación con sus anfitriones.
'Gracias por ayudarme, fue agradable verte reír'.
Con una palabra así, tienes la sensación de estar ayudando a alguien. Como pasas tanto tiempo implicado, tus palabras tienen peso. Esa densidad garantiza que se llegue al corazón de los alumnos.
Momentos tranquilos en los que "nada" se convierte en "inolvidable".
En la isla de Izena no hay instalaciones turísticas lujosas ni calles concurridas. Pero para eso hay tiempo.
Las pequeñas conversaciones en la mesa después de cenar, el cielo lleno de estrellas en el exterior, las viejas historias de las islas de las que hablamos mientras fregamos los platos.
Gracias a esta "pausa", algo se hunde en sus mentes. En el silencio, los alumnos reevalúan poco a poco sus sentimientos y la existencia de los demás.
En poco tiempo se produce el "milagro" de entablar relaciones con la gente.
Sólo dos noches y tres días. Sin embargo, en la mañana de la despedida, algunos estudiantes se dan la mano con sus anfitriones y derraman lágrimas.
"Volveré", "¿Puedo venir solo la próxima vez?".
En pocos días, podemos entablar muchas relaciones porque tenemos "la densidad para afrontar la relación". En la isla de Izena, cada momento es una experiencia que llega propiamente al corazón. No es turismo, no es aprendizaje, es la conexión misma entre las personas.